CELEBRACIÓN IV DOMINGO DE LA CUARESMA


MONICIÓN DE ENTRADA

La liturgia de este domingo comienza con una palabra alentadora y llena de esperanza. Esta palabra es: «Alégrate»… Y la razón para llenarnos de este gozo es muy clara también: Dios es rico en misericordia. Estando ya muy cerca de las celebraciones pascuales, acojamos generosamente en nuestras vidas a nuestro Redentor Jesucristo, el Amor que nos transforma y la luminosa Verdad que nos salva

ORACIÓN DE LOS FIELES

1.- Por la Iglesia peregrina. Que el camino por el desierto de la Cuaresma la conduzca hacia la plena luz de la Pascua. Roguemos al Señor.

2.- Por los niños y niñas, jóvenes y adultos que recibirán el bautismo a lo largo de este año. Que, con la ayuda de sus padres y padrinos, crezcan en la fe y el amor de Jesús. Roguemos al Señor.

3.- Por los cristianos que viven en países en los que son perseguidos. Que la pasión de Cristo les dé fortaleza en su pasión. Roguemos al Señor.

4.- Por la tierra de Palestina, la tierra de Jesús. Que pueda ser un lugar de paz, de concordia, de justicia. Roguemos al Señor.

5.- Por nuestro mundo. Que en todas partes sea respetada y promovida la inalienable dignidad de cada persona humana, más allá de su origen, raza o religión. Roguemos al Señor.

6.- Por todos nosotros. Que, fijando nuestra mirada en Jesús, vivamos con intensidad este tiempo de conversión y renovación. Roguemos al Señor. 

OFRENDAS

1. Con el pan y con el vino, queremos dar las gracias a Dios por la fiesta de la eucaristía. Todos los domingos, después de reconocer nuestros pecados, él hace una gran fiesta; el Señor convierte el pan y el vino en su cuerpo y en su sangre que nos alimenta y ayuda a descalzarnos para ser buenos sarmientos suyos.

2. Señor, te presentamos  nuestra colecta y un medicamento, porque pensamos que es un buen signo de la misericordia, que tú mismo tienes para con nosotros y nosotras, y que podemos tener en nuestra vida de cada día. Queremos ser eso: medicina para los otros y las otras. Bálsamo y aceite que curen las heridas de los y las demás. Mera capacidad de escucha, que alivie y aligere los problemas de los otros y de las otras. Y lo queremos hacer a imagen de tu Hijo Jesucristo, tal como Él lo hizo antes y lo hace ahora con nosotros y con nosotras.


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