Reflexión del jueves 29 de febrero 2024



Existe una terrible deshumanización hacia los que más lo necesitan, son ajenos a nosotros, los tenemos lejos, aunque vivan a la puerta de nuestra casa; y aunque hayamos conseguido mucho en esta vida, esta será incompleta, pues nos hemos encerrado en nuestra isla, rodeados de comodidades, consumiendo lo que nos apetece, incluso con excesos, y siendo, muchas veces, la causa de que al otro le falte lo necesario.

El desconocer la situación no es excusa para evitar que mi vida se convierta en infrahumana.

 ¿Somos capaces de poner a Dios en el centro de nuestras vidas?

¿Tenemos los ojos abiertos ante las necesidades de los demás?

¿Hacemos oídos sordos a los gritos de la tierra y de los hombres que nos cuestionan?

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