¿Quién debe purificar los vasos sagrados?



PISTAS FORMATIVAS 

 Un acólito debidamente instituido ayuda al sacerdote o diácono a purificar y arreglar los vasos sagrados. Cuando no hay diácono presente, un acólito debidamente instituido lleva los vasos sagrados a la credencia y allí los purifica, seca y acomoda de la manera acostumbrada (GIRM 192).

278. Siempre que un fragmento de la hostia se adhiera a sus dedos, especialmente después de la fracción o de la Comunión de los fieles, el sacerdote pasará los dedos sobre la patena o, si es necesario, los lavará. Asimismo, también deberá recoger los fragmentos que hayan podido caer fuera de la patena.

279. Los vasos sagrados son purificados por el sacerdote, el diácono o un acólito instituido después de la Comunión o después de la Misa, en la medida de lo posible en la credencia. La purificación del cáliz se hace con agua sola, que luego es bebida por quien hace la purificación. La patena suele limpiarse con un limpiador.

Se debe tener cuidado de que lo que quede de la Sangre de Cristo después de la distribución de la Comunión se consuma inmediata y completamente en el altar.

280. Si cayera una hostia o cualquier partícula, ha de ser recogida con reverencia. Si se derrama algo de la Preciosa Sangre, el área donde ocurrió el derrame debe lavarse con agua.

Enlace: Instrucción General del Misal Romano


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