La sede



La sede, desde la que preside el párroco a la comunidad durante la celebraciones litúrgicas, contribuye a subrayar cuál es su ministerio: hace a la asamblea el servicio de representar visiblemente a Cristo Jesús, el verdadero Sacerdote y Presidente de la comunidad. El sacerdote es su signo sacramental. 
La sede, debe de estar ubicada de "de cara al pueblo", no de lado, y además con un grado de cercanía visual que permita una buena comunicación en los saludos, en las oraciones, y sobre todo en la homilía.
Aún vacía, la sede, nos recuerda la Eucaristía celebrada, en la que también ha sido representado el Señor en la persona del sacerdote. Como el leccionario abierto, el altar y el sagrario, nos recuerdan, las otras presencias del Señor, la sede es un signo de cómo el Señor ha sido representado por el sacerdote presidente. 




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