El ambón o Mesa de la Palabra



El número 272 del Misal Romano dice con bastante claridad: "la dignidad de la Palabra de Dios exige que que en la Iglesia, haya un sitio especial y reservado para su anuncio, hacia el que durante la liturgia de la Palabra, se vuelva espontáneamente la atención de los fieles". 

En la introducción al Leccionario se dice: " un lugar elevado fijo, dotado de la adecuada disposición y nobleza, de modo que corresponda a la dignidad de la Palabra de Dios, y al mismo tiempo, recuerde con claridad a los fieles que en la Eucaristía, se prepara la doble mesa de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo" (número 32). 

En efecto, Cristo se nos da ante todo como Palabra viva de Dios; se nos da a "comer", en comunión, ya en la Palabra proclamada.  

Las demás palabras deben decirse en otro lugar, como un atril auxiliar colocado en otra zona. En ese sitio se debe aprovechar para: moniciones, dar avisos, ensayos de cantos, etc. 

Es muy recomendable, para que los fieles se den cuenta e identifiquen rápidamente el lugar reservado para la Palabra de Dios, que esté adornado con flores o una hermosa planta, e incluso se coloque una tela con el color apropiado a los tiempos litúrgicos.

Es importante que se ponga para la lectura de todos, los textos propios del día, y que estos sean siempre leídos con tiempo antes de cada celebración

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